El FC Barcelona llegaba el pasado domingo a Mestalla con la idea de no poder permitirse la tercera derrota en el campeonato liguero, algo que haría que las aspiraciones al título fuesen mínimas ante un imparable Real Madrid, que continúa ganándolo todo. En estas circunstancias, el Barça planteaba una alineación diferente. Optaba por primera vez por dos mediocampistas de corte defensivo, Javier Mascherano, que jugaría como hombre más retrasado en el centro del campo, y Sergio Busquets, que lo haría en la posición donde acostumbra a hacerlo Xavi Hernández, mientras que este ocuparía la posición habitual de Iniesta. La idea era aportar más contundencia física en el centro del campo, con el fin de contrarestar a Parejo, Javi Fuego y André Gomes. Lejos de sorprender al Valencia, al Barça le faltó fluidez en la primera parte, y fue desastroso al comienzo de la segunda. Messi estaba desaparecido, Neymar no tenía, ni mucho menos, su día, y a Luis Suárez seguían sin entrarle balones entre los tres palos, fallando una oportunidad clarísima en la primera mitad, y además, para más inri, le anularon un gol legal. Conforme fue avanzando el partido, los dos equipos gozaban de ocasiones, si bien es cierto que el Valencia tuvo las más claras, y que Claudio Bravo tuvo que hacer de "santo" para que los tantos de Negredo y Feghouli no subieran al marcador. No obstante, el cuadro azulgrana siguió intentándolo, y forzó tres corners en el tiempo extra. En el último de estos, Messi recuperó un balón en la derecha del área, que colgó para que Rafinha rematase a bocajarro en el área pequeña, balón que desbarató Diego Alves, que ya no pudo hacer nada para impedir que un fúsil desde el área pequeña de Sergio Busquets se colase al fondo de la red. El Barça sigue vivo en la lucha por la liga, a dos puntos de los de Ancceloti. Sin embargo, no se puede caer en el error de que un gol en el 93 pase por alto las carencias que sigue sufriendo el Barcelona. Queda mucho por mejorar.
AQUÍ puede ver el resumen del partido.